domingo, 18 de septiembre de 2011

ENTREVISTAS: WALTER GAM / EL NEGATIVO DEL POEMA




A.C.: Cómo empezaste a escribir poesía?


W.G.: Creo que fue un desdoblamiento medio inevitable que surgió de la relación con los libros, antes que nada. Siempre me gustaron los libros y su presencia. Desde chico, en casa, por mis padres, siempre hubo muchos.

Algunos fueron importantes. Me acuerdo que preferí comprar "La caída", de Albert Camus, (que había acabado de salir por acá), que ir a una fiesta. Durante las clases insoportables también prefería leer. Lo que me impresionaba específicamente de la poesía era el impacto que era capaz de causar, con todo tipo de golpes, a favor y en contra.

Cuando encontré los "Poemes Civils", de Joan Brossa, en una edición bilingüe portugués / catalán, en 1999, alguna cosa cambió. Alguna capa de la percepción fue accionada y me imaginé que podía escribir poesía, que tenía derecho a eso.



A.C.: Pienso que de algún modo no es casual que justamente el trabajo de Joan Brossa, que es un poeta para quien lo visual tiene una importancia muy grande, te haya interpelado a vos, que también sos artista visual. Sin embargo, en el trabajo del artista catalán, la dimensión visual está directamente presente en los poemas mediante dibujos, poesía gráfica, etc -mientras que en tu caso, parecería que hubieras optado por trabajar específicamente en el campo de lo verbal, pero desmontando la gramaticalidad "tradicional" de la poesía a favor de otras relaciones de tiempos e imágenes, otro modo de entender el poema aunque, como dije antes, sin incluir elementos directamente visuales. Estás de acuerdo con eso? Y si fuera el caso, podrías explicar como es ese proceso de dotar a la poesía de otras dimensiones utilizando únicamente la escritura?


W.G.: Dentro de lo que hago, no acostumbro a mirar tanto las cuestiones gráficas o visuales al punto de pensar con la lógica de un poema visual, por ejemplo, o a través de esas estructuras como un primer plano para el poema. Para mí eso sería un efecto menos eficaz, me parece.

Sobre estos aspectos, talvez me interese más por el negativo del texto -por el espacio que puede verse envuelto ahí- en la medida en que eso interfiere o se conecta o genera un engaño. No únicamente en la representación gráfica del espacio, entre los versos, bidimensionalmente, sino en algo así como un espacio conceptual.

Imagino que al trabajar con palabras, estamos lidiando con conceptos, capas, significados, atribuciones. Y cuando estas están juntas intentando crear alguna órbita, en un poema, esas variables establecen una relación maleable.
Creo que esos dos elementos, el espacio y las capas de sentido, forman un material con la densidad ideal para la poesía.



A.C.: Walter, es muy frecuente oír que la poesía generalmente le interesa sólo a los poetas, que la autoreferencialidad del arte de las últimas décadas ha hecho que el público se aparte, sintiendo que estaba siendo dejado de lado de un juego para iniciados. Vos que sos una persona que trabajás con la poesía y las artes visuales, cómo evaluás esa cuestión - y cuáles serían los puntos de contacto entre poesía y artes visuales en este tema que involucra políticas culturales, editoras, galerías de arte, becas, crítica literaria y, en fin, grandes cadenas de producción de lo que llamamos "cultura"?

W.G.: Esa es una pregunta muy amplia y creo que la respuesta que yo puedo dar pasa por la experiencia del contexto brasileño (sobre todo entre Belo Horizonte, Rio de Janeiro y São Paulo).

Pero así como la poesía ha adquirido ese aspecto de archipiélago -y no de continente; no creo que sea diferente la situación del arte contemporáneo.

Lo que más me ha impresionado es la relación o la fricción entre esos dos universos, que ciertamente no deberían ser tan extraños entre sí. Y si eso sucede, claro, estamos hablando de instituciones, mercado y sistemas de visibilidad.

Y si existe ese roce, no es por parte de la poesía, que convive con un sentido increíble de permisión para experimentar, lo que acaba oxigenándola bastante. Esa postura permeable no sucede en las artes visuales. Que me parecen bastante más susceptibles a las reverberaciones y repeticiones de cualquier impacto propio, manteniéndose así dentro de un ciclo.

Creo que es al menos irónico que un curador o artista, para calificar del mejor modo a una obra visual, hable de su carácter "poético" -a pesar de la distancia mantenida entre esas áreas.



A.C.: El hecho de que te muevas en al campo de la poesía y las artes visuales también posibilita que obtengas diversas experiencias de “lecturas” de tus obras, de relaciones con el público diferentes. Desde el lugar de quien escribe y crea esas obras, pensás en los lectores/espectadores de algún modo? Es algo que te interese, que deje alguna interferencia en tu obra, tenga algún lugar específico en tu pensamiento?

W.G.: Sí, me parece importante ese contacto cuando cada persona encuentra una manera, un camino para comprender el texto. Me interesan bastante esas variables que son construidas por la percepción de quien “participa”. Cuanto más individualizada está la relación, mejor. Sería increíble si cada persona consiguiese extraer “su” poema. Pero creo que de algún modo eso sucede, puede suceder, tanto por la estructura –un tanto “derramada”, con esos “espacios conceptuales” de los que hablamos antes –como por el quiebre de cada línea y por la puntuación (o por la falta de esta). Y aún están las capas, que eventualmente aparecen e influyen, de significado. O incluso la reacción personal que las palabras pueden desencadenar, en el archivo de cada uno, en su (est)ética.
Así, los textos son un tanto inestables. Es algo que se hace evidente cuando son vocalizados. La posibilidad de encontrar algunos callejones sin salida es grande. Porque el ritmo aparente al inicio del poema puede inducir un rumbo y en seguida este rumbo puede dejar de ser sostenido por el poema. Por eso creo que funcionan mejor al ser leídos, o digamos, vistos solamente. Lo que, por cierto, permite participaciones y tiempos más diversos.
Mientras el poema va siendo escrito, no sé decir si pienso en los lectores de una forma directa. Talvez eso se inicie en la edición de las anotaciones, que no siempre llegan al mismo tiempo, y tampoco en todos los casos son de la misma época. La mezcla de los escritos permite ordenar esos elementos que la individualizan. Instalar los dispositivos en el espacio del poema. Proyectar imágenes que dependen de quien ve.

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