martes, 13 de octubre de 2009
UN INDIO (CAETANO VELOSO)
Un indio bajará de una estrella colorida, brillante
de una estrella que vendrá a una velocidad escalofriante
y se posará en el corazón del hemisferio sur de América en un claro instante.
Después de exterminada la última nación indígena
y el alma de los pájaros, las fuentes de agua límpida,
más avanzado que la más avanzada de las más avanzadas de las tecnologías,
vendrá: impávido como Mohammed Alí. Vendrá - lo vi:
apasionadamente como Peri. Vendrá - lo vi:
tranquilo e infalible como Bruce Lee, vendrá - lo vi.
Un indio preservado en pleno cuerpo físico,
en todo sólido, todo gas, y todo líquido,
en átomos, palabras, alma, corazón, en gesto, olor
en sombra, en luz, en sonido magnífico.
A un punto equidistante entre el Atlántico y Pacífico
de ese objeto refulgente, sí, bajará el indio
y todo lo que sé que él va a decir y hacer no sé contarlo así,
de un modo explícito.
Vendrá: impávido como Mohammed Alí. Vendrá - lo vi:
apasionadamente como Peri. Vendrá - lo vi:
tranquilo e infalible como Bruce Lee, vendrá - lo vi.
Y aquello que en ese momento se revelará a los pueblos
sorprenderá a todos no por ser exótico
sino por haber podido estar oculto siempre,
cuando justamente era lo obvio.
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