lunes, 7 de diciembre de 2009
EL PEZ QUE VIVIÓ PARA CONTARLO (ROBERT BRINGHURST)
Al principio había un pez. No tenía ningún
recuerdo. Enseguida murió.
Después hubo dos peces. Se peleaban. Llegaron a protagonizar
excelentes combates.
En cualquier otro sitio: tres peces. Tres peces resultaban
suficiente: podían nadar en círculos.
Se comieron entre ellos.
Cuatro peces. Primero se pelearon, después
mantuvieron dos enfrentamientos simultáneos; después
pasaron a la lucha libre. Uno de ellos pronto abandonó,
pero quedaban tres. De vez en cuando, los mansos efectivamente
heredan el territorio (en el mejor de los casos)
por un corto tiempo. Entonces comienzan a soñar. Son
mansos; han visto los combates.
[Traducción: Mònica Miravet y Aníbal Cristobo]
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