Como si también ella se vendiera
está dormida
está dormida
encima largo a largo de su mercadería.
Una pollera verde y otra lila,
en el mercado
bulla en pregón y monos y fritangas.
Miren sus pies morenos,
el pelo retorcido
y la rueda del aro
perdiéndose en el barro de la cara.
Vámonos con su viaje.
Lleva peines de espinas,
bufandas chispeantes con sus tormentas secas,
encajes espumosos y botones
y no la recordemos
porque suelta del sueño
semillas de guairuro
con el árbol florido de nuestra suerte adentro.
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