lunes, 28 de marzo de 2011

DE VIAJE (ANDRÉS NAVARRO)

I.

Inútil pensar que el amor no blanquea
arena húmeda o paredes de isla, sobre todo
ahora
que el futuro
es casi literal. Libros: respiraderos
de conducta. Y a los pies cierto gato sumido
en un sueño simple con gorriones.

Imagina el ecuador entre un extremo horizonte
de súplicas y la profecía publicitaria, una mañana
emprendedora, tus manos aisladas en un mundo
de euforia que no entienden.

Y nos desenvolvemos
en una escena sin estilo, traducimos
paisajes: la raya de costa devuelve una versión
prehistórica
del sonido como límite; el resto -incluida
la respiración de aristas
tensando las fachadas- hoscamente
se ejercita contra el tráfico. El pulmón de hipos
del paseo marítimo despoblado de familias
es un cambio de tema, algo descartado
de la conversación en favor del despilfarro
sensual. Y sin descanso sobre la hierba giran
aspersores.

Entiéndeme: digo que me superas en número
si hablas de nosotros, amor, pero también los hechos
compiten por el lugar
del que volvías cada vez con nuevas preguntas.

Tú: una sustancia puesta en contacto
con su reactivo. Yo, un egoísmo sin blanco.

Y tus cinco sentidos de resistencia
aún piensan
para no tener que creer.


 

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