En ese tiempo hablabas mucho de perfección
de la prosa de los versos irregulares
donde cantan los sentimientos irregulares.
Envejecimos todos, vos, yo y la discusión,
ahora leés saramagos & cosas así
y yo ya no te escucho como antiguamente
mirando tus piernas que subían lentamente
hasta algún sitio oscuro dentro de mí.
El café ahora es un banco; vos, profesora de liceo;
Bob Dylan se llenó de dinero, y el Che murió.
Ahora tus piernas son cosas útiles, andantes,
y no caminos por andar, como antes.
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