sábado, 11 de junio de 2011

"NAVIDAD BLANCA" DE PÁRROCO (FERNANDO KOFMAN)

Sofocado Párroco cruzó el pastizal.
Una cueva de polvo y miedo
era su boca.
Y su cabeza,
un gran parque de diversiones,
donde todos los ruidos eran
los lamentos de Payaso.

Payaso era un bulto.
Payaso era un mojón de carne
relleno por las balas de la policía.

Pero entrando en el pub, Párroco
se calmó. Cruzó su mirada
con Mary y se escondió en una
mesa a pensar,
a lamentar la muerte de Payaso.

El televisor del fondo mostraba
a Bing Crosby cantando
"Navidad blanca".
Era como una plegaria
que descubrió el dolor de Párroco.
La música trajo todas las lágrimas
para ese momento inútil.
No quería huir más,
no quería correr más.

Fue cuando recordó un momento
hace tiempo,
a su sobrina de seis años,
una noche que lo tomó de la mano
y le dijo:
"Tío, todavía tengo ese libro que me regalaste."
¿Cuál? Ese libro sobre la nutria,
cómo hace su casa, cómo aprende a nadar.

"Navidad blanca" era la cima de Hollywood.
Podría decirse que algunos afectos nos salvan.
Párroco no quiso más. Se encogió como un bulto;
se fue escurriendo hacia su interior
como un ovillo. A pesar de Bing Crosby.

 

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