jueves, 4 de agosto de 2011

FINAL DEL VERANO (MARCEL BEYER)

Dan pena los dos que para su polvo
del sábado van conduciendo hasta los barracones,
a velocidad de paso. La mirada de ella
recorre el paisaje agotado, hasta los hangares
más allá del alambre de espino y él,
tal vez director de agrimensura recapitula:
¿en el bloque de apartamentos vacío, en la húmeda
oscuridad, tras el balcón de fórmica, la ventana
barreada, como tantas veces en verano?
¿En el chiringuito de puszta dejado abierto,
donde brillan dibujos de pimientos desde el
escaparate roto? No les queda a los dos
mucho tiempo, en medio de la zona prohibida,
antes de volver cada cual a su casa solo, olor
a repollo en el cuarto, deporte en la tele, la
familia esperando con la cena. Habría
que descolgar y lavar las cortinas,
mugre del año entero. Mientras el
aire esté cálido, ¿aquí en la hierba?
¿Mientras el brezo no esté empapado 
de lluvia? El amarillo desvalido
de los corimbos, hierba silvestre, polvo,
el gris de las instalaciones militares en decadencia.
¿Nos quedamos sin más en el coche?
Dan pena los dos a velocidad de paso, antes
de que este septiembre dé un vuelco.



[Traducción de Cecilia Dreymuller]




 

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