lunes, 17 de octubre de 2011

UN DENTISTA (GONÇALO M. TAVARES)


Conocí en un poema de Auden
a un dentista reformado que se puso a pintar montañas.
Pintó treinta y tres montañas como los pintores de paredes
pintan treinta y tres paredes. Después paró, se limpió el sudor
de la frente, pidió un vaso de vino y una mujer, y se desnudó,
embriagado,
cogiendo como un dentista
y no como un pintor de montañas.
Y si pensás que una y otra forma de tocar a una mujer
son idénticas, entonces, deberías leer más poesía.


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