martes, 29 de noviembre de 2011

EL FESTÍN (MIQUEL MARTÍ I POL)





Todo lo que me queda del festín es un gusto
voluptuoso por el riesgo, y la pereza
de tantos errores y de tantas renuncias,
un espejo empañado que no deforma
las imágenes, pero enturbia
los contornos y borra las aristas.
Después todo han sido comidas de lobos
inconsistentes y compulsivas, propuestas
sin ductilidad, arañazos brevísimos
que siempre me han devuelto a la nostalgia
del festín compartido que aún me tienta.
Y qué puedo hacer con tantos recuerdos inútiles?
Dentro de años, tal vez algún exégeta
minucioso examinará con lupa
lo que ahora escribo y establecerá las bases
de una tesis exultante y vitalista:
no sería algo nuevo, visto el gran vacío
falazmente amoroso que me va tragando.
Yo, donde sea que esté, sonreiré
bondadoso, mirando que la mueca,
inevitable, claro, resulte al menos
mínimamente discreta y presentable.





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