muy bien. Talvez eso les haya
Gustado. Talvez hayan oído decir que disparamos
a los estudiantes japoneses que tocan la campanilla errada
En Haloween. Que disparamos
a la más mínima provocación: una nota baja
En el examen, una discusión amorosa
un exceso de culpa. Talvez se preguntaran
Si fue culpa lo que sentimos al ver a aquel estudiante
sangrando entre nuestros flamengos de jardín,
O algo reconocible para ellos,
algo como el pesar. Talvez
Hayan oído decir que nuestra cultura
tiene sus raíces en la inmigración desesperada
Y en hombres solitarios. Talvez hayan observado
nuestra habilidad para producir serial killers,
Que valoramos una dentadura sana más
que una mente sana y que nos tenemos fiestas
Para recordar a nuestros muertos. Talvez hayan oído decir
que nuestros lagos grises son lo bastante profundos como para tragarse ciudades,
Que nuestro paisaje es una vastedad de trigo y soledad.
Talvez se pregunten si, cuando el pesar
Envuelve con sus brazos húmedos Montana, no preferiríamos
la comunidad de archipiélagos
Sobre la que se cultiva el caqui
y cuyas piedras sueltan sus dedos negros
En la neblina. Talvez en sus ábacos resuene
la forma que toma el pesar,
Una isla
sangrando sobre otra,
Y para nosotros el pesar es un campo infinito de maíz
suavizado y cultivado con veneno.
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