(a Aníbal Cristobo)
Si
cuando se fríe un huevo
lo que se agrega a la yema -además de sal-
es pensamiento
se puede entonces agregar todo, agregar hasta
el recuerdo de otra yema
descubierta
por un teleaventurero
provisto
de savoir faire irrestricto
o buen farsante doble
de guía intrépido de lo Inhóspito, pero
who cares?
Yema de huevo de cuervo
en alto peñasco dispuesto
y alcanzado
a duras penas...
Tanto que después de freírlo
sobre desnuda piedra en el desierto de Colorado,
este hombre confesó haber ingerido
"incluso sin sal"
el huevo
mas delicioso de su vida
-el cual
de metáfora nos sirva
sabiendo, por cierto, la sal del desierto
sal de lo difícil
-íntimo, personalísimo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario