sábado, 26 de enero de 2013
21:15 (SARAH REBECCA KERSLEY)
Pocos
saben cuál es el nombre
del físico cuántico
que andaba al lado de mi hermana.
Pero el físico cuántico
que andaba al lado de mi hermana
un día me dijo
que cuanto mayor la cantidad
de neutrones
percibidos, contados, pensados, rezados,
creados, escritos,
en un átomo
en la materia
de la energía
de la corriente,
menor es la posibilidad de que estés
tranquilo en la aldea.
Un día
mi hermana le dijo
"basta"
al físico cuántico.
(Ese día dolía mirarla como duele mirar a una cebra golpeándose contra la puerta de un ascensor).
Y llenamos la laguna
— mi hermana y yo —
de la física
que el físico cuántico
no había tenido tiempo de contarnos,
con electrones
cuyos nombres pocos saben,
al pie del río de la aldea,
uno de los cuales
hoy me escribe
con una sonrisa
percibida, contada, creada,
escrita aquí,
que el nuevo kayak llegó
y también un remo de los mejores.
.
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