"You might not think that these two interests, capturing animals and
writing poems, have much in common. But the more I think back the more
sure I am that with me the two interests have been one interest." (Ted
Hughes)
Hughes siempre será para mí la potencia del mundo
animal abriéndose violentamente a la pregunta que Sammy McCoy le hizo
una vez a su cucharita: "¿en qué consiste el juego de la muerte?". Si
ignoramos -como de hecho ignoramos- la respuesta, continuaremos buscando
en su poesía, persiguiendo los pasos de un zorro que ahora, y
nuevamente ahora, y ahora y ahora, deja huellas claras en la nieve,
describiendo el espectro sonoro del grito de un ratón atrapado en la
trampa a punto de convertirse apenas en una pequeña mancha de sangre,
recordando las mordeduras limpias y furibundas, en forma de cruasán, de
un cerdo antes de ser escaldado en la feria e intentando, sin suerte,
salvar algo de aquel tejón muerto, encontrado en el camino de Somerset.
Más aún: conservándolo después de su muerte, aunque nos recuerden que
ese comportamiento, ese empecinarse en que algo tiene que permanecer, es
irracional; aunque nos pidan que arrojemos de una vez a la basura a
nuestro tejón, cuervo, tótem, amuleto de los atónitos -y sepan que no lo
haremos.
Pienso también en un niño llamado Smut, que sin
conocer a McCoy ni a Hughes, antes de ahorcarse, inventó algo que él
mismo bautizó como "El Gran Juego de la Muerte". Y dijo esto -que Ted
podría haber escrito-: “A great many things are dying violently all the
time". Para entenderlas mejor, cada vez que las descubría, anotaba las
muertes violentas con distintos colores: amarillo para los martes, rojo
para los sábados. Sabía que su amada estaría saltando la cuerda -la
misma con la que Smut se quitaría la vida más tarde- y mirando hacia el
cielo, recitando los nombres de las constelaciones; por eso, en la
noche, Smut soltaba bengalas que indicaban el hallazgo mortal y su
posición. ¿De dónde nos viene esa fascinación? La chica, siguiendo su
consejo, dejó de saltar en el porche y bajó a la calle, donde la cuerda
no golpearía contra el escalón de la entrada. Cuando fue atropellada, un
policía le entregó a Smut la soga.
¿En qué consiste el juego de
la muerte, Ted? Como Smut, también Ted Hughes revolvió pastizales
buscando animales muertos: "urracas y búhos y conejos y comadrejas y
ratas y zarapitos" que su hermano, aficionado a la caza, abatía: "he
could not shoot enough for me", escribió Ted. ¿En qué consiste?
Y
quizás: también consista en eso, en esas bengalas estallando en la
noche como flores eléctricas o en la práctica taxidérmica de la poesía
para celebrar que aún no hemos sido nosotros los cazados, que no es
nuestro ese fémur con el cual el oso cava, en sueños, a través del muro
del universo.
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