miren como me canso:
en el kilómetro 186 los dedos de mis pies sobre las piedras,
y esas aguas
cortándome en el techo y abajo y en el sur,
qué vagancia, qué alegres los espigones de mis pies,
y el sol arriba.
Mientras, tu corazón bombea sangre a las tierras conocidas
y a las no conocidas
y aun donde no tenemos embajada.
Y es una mosca que te silba entre las costillas:
al principio la ignoras,
pero con los días tienes que considerarla en el horario:
para tu oficio 6
y 2 para la mosca,
ese silbido más largo y aburrido que la Araucana,
para tu oficio 2
y 6 para la mosca,
y no vas a ganar sobretiempo ni el prestigio
de un reloj suizo, haragán:
8 para la mosca.
Y este corazón
como una batisfera bajo el peso de todos los océanos
conocidos
y los no conocidos,
y el sol arriba.
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