viernes, 1 de abril de 2011

MENOS QUE SUFICIENTE (ANDRÉS NAVARRO)

El verano impartía inglés en los tugurios.

Acreedor de vértigo entre maletas abiertas
y cerradas, no volví. Les delataban
las membranas morales,
el sonido de llaves, no podían ser ellos.

Los hoteles baratos hacían su papel
de viejo verde pálido recuperando
el tono, esa musculatura
que no mueve: mirábamos
a los atletas titulares
dosificar
energía en la pantalla. Primero sólo tú

y luego yo del todo. Un ritual, una apuesta
ganada
a la hormona del cambio:
¿sabrías describir a tu madre sin usar adjetivos?

En cuanto al placer, no entendí que debía
dividirlo por dos, como una nuez,
una porción que darte
con el contenido a la vista.

Creer
ya no era la mitad indivisible.



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