lunes, 6 de junio de 2011

DOMINGO A LA MAÑANA, TAREAS, REFLEXIONES (FERNANDO KOFMAN)

La niebla es espesa, flota dentro
de mi batón, con el mismo gusto amargo
de las papas que remuevo en el sótano.
Un olor a tierra cargada, de río, de pasto
y lombrices, surge de la tela de las bolsas;
y las papas lucen como los ojos grandotes
de Kathy, que ahora tiende la ropa.
Toda la noche llovió, los árboles
aparecen negros, como si las nubes
hubieran arrojado tinta.

                                         Cuando Kathy me ve
salir, cruzar la franja de ligustros,
me saluda con el mentón, y sigue
fregando. Nadie me pregunta
por mi viudez, ese encierro como en un 
lago frío -mi cama-
con el reloj golpeando cada minuto.

A veces me río de la mezquina vida
de los conejos, sus ojos dilatados sin mirada,
cayendo sobre mis ojos.
Una estúpida, también ingenua mirada,
ofrecida por mí a quienes me miran.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario