domingo, 5 de junio de 2011

LA MUERTE DE TONY, EL COMIENZO DE MARY (FERNANDO KOFMAN)


Toda la siesta lo tuve a mi espalda
quejándose, llamándome, desde el galpón
donde ordenaba botellas, alimentaba a los conejos.
Sus pantalones y sus camisas ondeaban
como banderas extrañas en la soga.
Yo me mordía lo labios pero debía
lavar más. Arrastró hacia el camino
una gran caja con deshechos,
entre ellos, la vieja campana.
"Mary", "Mary", gritó como un perro herido,
cuando yo tendía sus medias.
Desorbitado, con la boca dura,
lo encontré rodeado de vecinos.
Aquella noche devolví la campana al pub.
Todas sus botellas volvieron a los estantes.
En cada objeto está su tristeza,
en cada parroquiano su remoto sueño
de hacer de mí un dócil conejo.





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