miércoles, 8 de junio de 2011

RECHAZAR LA MUERTE, MUDÁNDOSE (FERNANDO KOFMAN)

Cerrar la puerta, dejar por un tiempo,
que el polvo se desplace, establezca su dominio
entre botellas, sillas, estanterías, la campana,
sacude a Mary, detiene su memoria
y trae presagios, al cerrar el pub.

Cuando el sol aguijonea su rostro
sorprendiéndola dormida, recién descubre
que el micro se acerca a Campana.
Domina el otoño una seca tierra negra,
con árboles raquíticos o eucaliptus desmesurados,
que sobreviven en un parque sobrenatural:
casas sin revocar, galpones de cinc,
autos oxidados y desnudos.

Ahuyentar la muerte, "tarea ridícula",
piensa Mary, mientras sus ojos deambulan.
En cada Kathy ella está, creciendo como su sombra,
llenando de temores cada célula,
inmovilizando los pensamientos.
En cada Kathy la muerte viaja.
Mediante destellos reclama verdugos
como el árbol sólido pide leñadores.

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