lunes, 18 de julio de 2011

EL MIEDO DE LI KAN (HARRY MARTINSON)


En una época en que sucesos atroces
sacaban muchas cosas a la luz, invitando a la
reflexión, Li Kan habló
con una circunspección que denotaba inquietud.
Dijo:
Hablarle al mundo es hablarle al viento.
Hay en todo un viento universal. Se lleva
todas las palabras. Todo tiene que ser gritado una y otra
vez, muchas veces -por todos.

El modo en que todo se consume
parece una procesión que pasa de largo.
Y aunque es difícil describirla, vale la pena intentarlo
con una mezcla de tristeza, miedo y vanidad.
La vanidad es lo que menos queda.


Pronto desaparece. Queda 
la piel de cerdo, que tampoco 
es eterna
pero que igualmente resiste un tiempo, dura como es
en la boca del animal salvaje.








[Sobre una traducción de Francisco J. Uriz]


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