viernes, 18 de noviembre de 2011

GALLO GALLO (FERREIRA GULLAR)






El gallo
en el zaguán quieto.

Gallo gallo
de alarmante cresta, guerrero,
medieval.

De pico córneo y
espolones, armado
contra la muerte,
pasea.

Mide los pasos. Para.
Inclina la cabeza coronada
dentro del silencio
- qué hago entre cosas?
- de qué me defiendo?

                                        Anda
en el zaguán.
El cemento olvida
su último paso.

Gallo: las plumas que
florecen de la carne silenciosa
y el duro pico y las uñas y el ojo
sin amor. Grave
solidez.
En qué se apoya
tal arquitectura?

Sabrá que, en el centro
de su cuerpo, un grito
se elabora?

Como, sin embargo, contener,
una vez concluido,
el canto obligatorio?

Ahora bate las alas, va a
morir, curva el vertiginoso pescuezo
donde el canto rojo fluye.


Pero la piedra, la tarde,
el propio feroz gallo
subsisten al grito.


Se ve: el canto es inútil.


El gallo permanece -a pesar
de todo su porte marcial-
solo, desamparado,
en un zaguán del mundo.
Pobre ave guerrera!


Otro grito crece
ahora en el sigilo
de su cuerpo; grito
que, sin esas plumas
y espolones y cresta
y sobre todo sin esa mirada
de odio,
               no sería tan ronco
y sangriento.


                        Grito, fruto oscuro
y extremo de ese árbol: gallo.
Pero que, fuera de él,
es mero complemento de auroras.

















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