Qué
me importan
el
amor y el dinero y, abatido, una buena palmada en la espalda,
siempre
tienes salud se decía mirándose al espejo
grande
del vestuario y también todavía hay tiempo
¿no
te parece? Pero al final
le
ha preguntado a un tipo sentado ahí cerca
si
su madre sabía coser. Y le ha abierto la cara
con el golpe seco de una hoja de afeitar antes de que
pudiera levantarse.
(Traducción: Cecilia Palluzzi - Aníbal Cristobo)
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