sábado, 17 de octubre de 2009

EL NAVÍO NEGRERO (CASTRO ALVES) - [FRAGMENTO]


Estamos en alta mar...


Era un sueño dantesco... la cubierta
que el brillo a las estrellas enrojece
cuando en sangre se baña... y estremece
el hierro, y el azote estalla
en ese golpe, legiones de hombres negros cual la noche
horrendos, ahora bailan…

Negras mujeres suspenden en sus tetas
criaturas flacas, cuyas bocas negras
riega sangre mortal:
otras muchachas, desnudas y espantadas,
al torbellino de espectros arrastradas
en dolor vano y vano lamentar

Y ríe la orquesta, irónica, estridente
y en la fantástica ronda, una serpiente
dibuja su locura en espiral…
Si resbala algún viejo, si cojea
se oyen gritos... el látigo chasquea
y vuelan más y más...

Presa en los eslabones de una misma cadena,
la multitud hambrienta así se tambalea,
y llora y baila allí...
Uno de rabia delira, otro enloquece, otro
que de martirios embrutece,
cantando gime y ríe...

El capitán sin más ordena la maniobra
y al observar el cielo que desdobla
tan puro sobre el mar su luz, manda
en el humareda de su densa nube:
"Que firme baje el látigo que sube,
marineros, ¡hacedlos bailar más!"

Y ríe la orquesta, irónica, estridente
y en la fantástica ronda, una serpiente
dibuja su locura en espiral…
Cual en dantesco sueño sombras vuelan
gritos, ais, maldiciones, rezos suenan…
Y ríe Satanas!

Señor de los desgraciados,
decidme vos, Señor Dios,
si es locura... si es verdad
tanto horror e iniquidad...
Oh mar, ¿por qué no borras
con la espuma de tus olas
de tu manto este manchón?
¡Astros! ¡Noches! ¡Tempestades!
¡Dejad las inmensidades!
Barre los mares, tifón...

¿Quienes son los desgraciados
que ya no encuentran en vos
sino el reir calmo de la turba
que al verdugo hace feroz?
¿Quienes son? Si calla el firmamento,
si la turba resbala en su lamento,
cual cómplice fugaz
frente a la noche confusa,
dime tú, severa Musa,
Musa libérrima, audaz...

-Son los hijos del desierto
la tribu de hombres desnudos
que viven en campo abierto
como la tierra y la luz. Rudos,
estos guerreros osados,
que con tigres desconfiados
combaten en soledad,
son, hoy, míseros esclavos
sin aire, luz, ni razón.

-Son mujeres desgraciadas
como también lo fue Agar
que sedientas, quebrantadas
de lejos se ven llegar
trayendo con tibios pasos
hijos, esposados brazos,
y en el alma llanto y hiel…
Como Agar sufriendo tanto
que ni leche de su llanto
puede darle a su Ismael.

-Allí en la arena infinita
de palmeras del país
crecieron niñas bonitas
vivió un pueblo tan feliz…
Pero un día, en caravana
se los llevaron, sin nada
que lo pudiera impedir…
…Adios, chozas de mi gente
…Adios, palmeras y fuentes
…Adios, amores, adios…

Existe un pueblo que su bandera presta
para cubrir tanta infamia y cobardía
y la deja transformarse, en esa fiesta,
en manto impuro de bacante fría…
Mi Dios, mi Dios… ¿y qué bandera es esa
que imprudente en el mástil noche y día
exultante, se ondula y desafía? Silencio…
Musa llora y llora tanto
Que el pabellón se lave con tu llanto…

Pendón en verde y oro de mi tierra
que la brisa de Brasil mece y que besa…
Estandarte que la luz del sol encierra
Y, de esperanza, la divina promesa…
Tú, que de la libertad y tras la guerra
fuiste en los héroes la mayor alhaja
¡Antes te hubieran roto en la batalla
Que servir a un pueblo justo de mortaja!

Fatalidad atroz que a la razón abruma,
extingue en esta hora al barco inmundo
del rumbo que Colón abrió en la espuma
como un iris en el piélago profundo…
Es demasiada infamia… De esta plaga
levantaos, héroes del nuevo mundo…
Andrada, ¡arranca ese pendón de nuestros lares!
Colón, ¡cierra la puerta de tus mares!



No hay comentarios:

Publicar un comentario