miércoles, 13 de octubre de 2010

UN HURACRÁNEO, DIJO ÉL (MARY JO BANG)


Lluvia afuera, horror adentro.

Ese viento pudo provocar

ayes y suspiros así pero resignación no hubo, eso no.


Un rodillazo profundo en una bocina de pato a lo lejos. Qué vía fluvial.

Qué qué debería haber hecho en ese espacio privado?

Era un tipo de cumpleaños del sonido


de una canción cantada una vez en una pequeña capilla de ultramar.

Ah, eso fue en Inglaterra. Esto no es el Paraíso, diría ella. Comer o ser comido.

Y él le puso música. Ah eso fue


MARAVILLOSO. Fue una canción para todas las ocasiones. No te parece?

Ahora él estaba callado. El gato te comío la sin? le preguntó.

Y de hecho, ella había visto un gato, desaliñado como un tejón


renovado por un arroyo entre dos potreros.

De nuevo, dijo él,

te apoyás en la Naturaleza. Mentira, dijo ella. Mentiroso.


El giró su cabeza y la escondió detrás de sus manos un poco

porque quién iba a mirar – los árboles altos silbaban como la Muerte

golpeando con sus exhuberantes látigos púrpuras.


El sonido mismo era cansador. Ellos eran lo interno

queriendo estar afuera. Disminuiría, al fin, la lluvia, permitiéndoles

exponerse lamentablemente por último? Y otra vez cantan.-







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