domingo, 13 de marzo de 2011

UN POCO DE NADA (DAMARIS CALDERÓN)


He dado vueltas hasta aquí olfateando como
un perro. He seguido un rastro, orinado junto
a un poste y, para escándalo de los que no
me reconocen, he intentado morder a una gorda.

La gorda estaba en una carnicería, comprando
su propia carne en pedazos de un cerdo bien
distribuido.
- Puerca vida -dijo la gorda y el cerdo pareció
asentir, con la cabeza deliberadamente metida
entre las patas.
Ambos eran de un color rosáceo insoportable.

Hasta aquí yo había sido un perro, un can
doméstico, hecho a los silbidos y a las caricias
del amo. Conforme con el golpe correctivo y
la mano gratificadora (un poco de nada).
Lector de Pavlov, segregaba cuando me correspondía:
estímulo, le llaman en el mundo animal y en la sociedad
civil, esos dos órdenes separados por fronteras ilusorias.

Podría pasarme toda la noche girando en círculos,
como un filósofo tratando de morderse la cola para
extraer una verdad, una astilla, (un poco de nada).

Pero no soy un filósofo sino un perro escéptico.
Mañana (habrá un mañana) como el asesino al lugar
del crimen, volveré a la misma carnicería.
La misma gorda estará en la carnicería comprando
su propia carne en pedazos de un cerdo bien distribuido,
avergonzado, con la cabeza deliberadamente metida
entre las patas.

-Puerca vida -dirá la gorda.
Y asentiremos los tres.



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