hacemos el camino en enorme silencio bajo
la lisa cúpula
del aire
sobre el indiferente suelo de esta tierra
asediamos nuestros propios perfiles buscando:
el gran deslumbramiento la opacidad y
finalmente la caída -bajamar de los mundos-
pero el deseo no muere (cuando clava el aguijón) como la abeja
sino que se acrecienta posee
la codicia imperiosa del abismo
incoloro e inerte
nos rodea el argón
como una joya azul
como un traje de fiesta en la noche del polo
con sus núcleos de hielo y aguas subterráneas
por donde fluye la luz del caribú
fantasma
del alimento consagrado
que nunca alcanzaremos
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