viernes, 29 de julio de 2011

EL MENSAJERO LLEGA CON RETRASO (LEOPOLDO MARÍA PANERO)


(de El Castillo de Kafka)

 Tarde viniste, dije, Bernabé, mensajero:
                                                                     he ocultado mi vida
y en este cuarto nada visible queda.
                                                              Todo lo más, dije
aúllan espectros débilmente en las rendijas
de las paredes, y me suelo
tirar un gran pedo cada vez que me acuerdo
de cómo fue y no debió ser; y los días pasados
son como bandada de pájaros en el desierto otra vez,
en la arena que cubren las calaveras: están
parados todos los relojes, y mi alma emana
un insoportable hedor a tabaco. Y los hilos cuelgan
de los libros tantos y todos
por fin en blanco, sin título ni portada.
Veo el mar estrellarse contra la ventana
que mi enorme fuerza de esclavo condenado
a galeras no puede ya cerrar. Como en un
mundo submarino, los monstruos fosforecen
nadando en mi conciencia. Huyeron ya las
vírgenes, y sobre todo aquella cuyo
cabello canté cuando el asedio
de Troya, la de los bucles
dorados que extendiéndose tocaban las
nubes y molestaban a los reyes sentados.
Compro el periódico y leo sin asombro
que ayer he muerto: y es por eso que te digo
tarde llegaste, Bernabé, mensajero.
Feliz, cuando ya no podía serlo,
ebrio, ebrio como un esfuerzo
feroz para ser alguien donde ya no es nadie,
quiero decir -en este espacio
que alguien llama "Nadie"-, y viendo
el gozo a lo lejos como ciervo que huye
y al que sin poder ya tener, adoro
y contemplo como a un intruso
cantando demasiado alto entre estas
paredes, como sucede en
The old men admiring themselves in the water
los viejos que en el agua se asombran de sí mismos,
sintiendo sólo el dolor de no poder ya sentir nada.




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