domingo, 23 de octubre de 2011

EL VIUDO (GONÇALO M. TAVARES)



Tiene todo el tiempo.
Lo perdió, los días de deseo, con el trabajo
y con otros asuntos,
y ahora que lo tiene por completo camina muy lento
y cuando mira alrededor busca ojos
que se acuerden de sus antiguos momentos de apuro.
Tiene tiempo. Camina lentamente.
Antes la ambición lo hacía levantarse,
ahora, casi podría jurarse que es la pipa la que lo mantiene de pie,
agarrado al aire como la nada.
Pasa cerca y me mira; saluda con la cabeza.
Los días le sirven, al menos, para ser educado.
Es viejo. Atraviesa, muy lento, el tiempo y la tierra,
y va diciéndoles adiós a las personas,
como si ejerciera el privilegio de despedirse de los amigos
en su propio funeral.






 

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