podías pedir un deseo
a los cuatro cachorros para la perra
a los cinco nada
a los seis jugar bien al fútbol
a los ocho una varita mágica que funcionara
a los trece que volviera mi padre
a los catorce vida eterna
a los dieciséis vida eterna con conciencia
a los veinte nada
a los treinta hijos normales
a los cuarenta salud y que se callara
a los cincuenta bienestar para los siguientes
a los sesenta dignidad y psicodelia
pero pidiera lo que pidiera nunca
dejé de aportar al pozo de la extinción
en que ahogamos nuestros deseos
tía Berta, apenas te robé una gota
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