por más que la esconda; a unos
se les nota más en el frontal, a otros
por viejos en los parietales, da risa; la vista
se acostumbra.
Son célebres, parece que son célebres, por los menos giran en la órbita
de la seducción e intentan desafiar a las adivinas
en cuanto a frescor, sólo que no tienen la hermosura
de su figura y además no guardan el tipo;
ex acróbatas e inflados dan lástima después de todo, llamativos
como play-boys, tostados a la Hollywood, bajo las lámparas
públicas de los recitales en
la batahola de los autógrafos.
Ni es culpa de ellos, farsa y ligereza
no dan para más y esto se remonta a Calímaco, la cuerda
que alguna vez sonara áfona con cierta novedad en
la victrola de 1900 no da para más; uno que otro acorde,
pero ella misma
en cuanto acorde no da para más;
íbamos en que el Mundo está cambiando.
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