viernes, 2 de septiembre de 2011
MEDITERRÁNEO I (ROBERT CREELEY)
Este mismo mar inagotable con su impenetrable
Idéntico azul al que entré siendo tan joven no tenía
Ninguna razón para vivir más que la de aferrarme a la
Vida que tenía, mujer, hija, y dos hijos, más grandes,
Si siete y cinco pueden ser medida de algo más que
Una inocencia vulnerable. La rueda de atrás de la bici,
Al fallar el freno, golpeó el talón del hijo mayor y lo usó
Para detenerse, arrancando la piel casi hasta el hueso.
Curé el sitio con pomada y lo vendé, intentando
No ver el daño que podía tener, y durante días el hijo
Saltó en un pie con las manos arriba como una araña hasta que,
Gracias a dios, volvió a estar bien. Ah vida, ah milagro
Del día a día de la existencia, sol, comida y todo lo demás! Habrán,
aquellos que vivían conmigo, creído entonces cuánto
los amaba? Sabrán cuán tonta, cuán persistentemente, me importaban?
[Traducción de Mònica Miravet y Aníbal Cristobo]
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